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Laguna de Negrillos

Iglesia de San Juan Bautista y Castillo de Laguna de Negrillos
 
Las primeras menciones que se hacen de Laguna de Negrillos son demasiado ambiguas y se le cita tangencialmente. Al comenzar el siglo X, Alfonso III, desde Asturias, lleva su lucha contra el invasor musulmán por las llanuras leonesas, consolidando el asentamiento de una monarquía que traspasa la barrera montañosa de la Cordillera Cantábrica y son la ciudad de león en sus miras políticas, preparando su capitalidad del reino, repuebla la amplia meseta aún a riesgo de sufrir acometidas árabes. Las primeras referencias hacia una Laguna poblada son poco concretas, y es que siendo su nombre una clara alusión geográfica, bien podía servir como referencia al citado accidente, puesto que inicialmente no se habla nunca de población, sino de término limítrofe. El 20 enero del año 905, Alfonso III dona a la Iglesia de San Salvador de Oviedo numerosas posesiones y entre ellas, el territorio de Coyanza, la villa de San Emiliano (San Millán de los Caballeros) cuyo término lo marcan San Vicente (¿Urdiales?) y Villamañan y Laguna hasta el río Esla. Topónimos que reaparecen en la confirmación del 11 de abril del año 906 con la particularidad de que el amplísimo obsequio se lo reparten las sedes asturiana y legionense, si bien este documento ha sido considerado falso y plagiado. Entre ambos, una nueva donación a San Salvador de Oviedo por parte del infante Ramiro Alfonsez y también la ambigua expresión como límite: «por el término de Laguna». Es sabido que los documentos copiados en el también llamado “Libro de los Testamentos”, fueron manipulados por el obispo Don Pelayo, si bien Sánchez Albornoz estima que se trata de los originales, más o menos interpolados, pero fehacientes a efectos de onomástica y toponimia. En todo caso, si los lugares mencionados pudieron no existir en el siglo X, queda probada su existencia en el primer tercio del siglo XII con la referencia pelagiana. Ha de llegar el 2 de enero del año 1077, para tener una prueba real acerca de la existencia de un núcleo de población aquí. Su nombre es Negrillos y la circunstancia del documento es la donación que Pedro Martínez y su esposa Jimena, hacen a la Iglesia de Astorga de un monasterio fundado por ellos mismos, el monasterio de San Pedro y San Pablo. Además, dotan con bienes muebles y rústicos, aportando la situación de estos nuevos nombres en el Páramo: Villaestrigo, Cazanuecos, Zotes, las propiedades de Negrillos y la total integridad de Rapinoy (Villarabines), entre Villamandos y Algadefe. Y la trascendencia del acontecimiento da buena muestra de que Negrillos se denomina a partir de ahora San Pedro de Negrillos. No habían de pasar muchos años para que se insista en la jurisdicción astorgana de este Monasterio. En el año 1085, Alfonso VI confirma todas las propiedades, en cuanto a villas y monasterios que aquella tenia. Por lo que representa a este lugar, el documento es conocido y claro “Monasterio de Negrillos Cum Sua Hereditate”. Siguiendo en el tiempo, nuevamente el nombre de Laguna de Negrillos suena sin precisión poblacional. Y como va siendo costumbre es para servir de límites. El 23 de Mayo de 1158 se firmó el Tratado de Sahagún que fue un acuerdo entre Sancho III de Castilla y Fernando II de León, con las cuales finalizaban sus disputas fronterizas, en virtud del cual el monarca leones tenía como única vía de expansión los caminos de Extremadura, hasta Niebla y Lisboa, es decir, la romana “Ruta de la Plata”. Una consecuencia inmediata sería protegerse de un posible enemigo que llegaría de Castilla. Laguna de Negrillos, solar exclusivo de realengo se convirtió en uno de los lugares escogidos como enclave importante. El 14 de junio de 1159, Laguna aparece como uno de los límites de una heredad de Santa María del Páramo. La primera prueba irrefutable de la existencia de población en Laguna de Negrillos aparece con motivo de una permuta de tierras protagonizada por el monasterio de San Pedro de Montes, el 17 de Febrero de 1164, uno de los confirmantes, Pedro Balzán figura como “Tenente Lacuna de Nigrillis”. Como tenentes o delegados del poder regio, aparecen después: Pelayo Taulatello, otro personaje importante en la corte real leonesa, en 1172 y su hijo Álvaro Peláez, que ocupa ese mismo cargo en febrero de 1193. El hecho de que Laguna, apellidada ya “de Negrillos” sea una tenencia, es todo un acontecimiento político para los pueblos parameses. En junio de 1173, se repite Laguna como uno de los límites de una heredad de Santa María del Páramo. La importancia de estos documentos es extraordinaria. Ambos se continúan en el tiempo sin que se conozca ninguno entre ellos y dos hechos motivan nuestra atención. Por un lado, la nueva referencia a Laguna sirviendo como límite territorial, es decir, la misma función que ha tenido desde el año 905; en segundo lugar, la aparición, ya constituida, de una tenencia, en poder, además, de un personaje, Pedro Balzán, sobradamente conocido en la época y que había desempeñado diversos cargos de plena confianza regia (merino real en León, Luna y Coyanza). En Febrero de 1188, Alfonso IX es nombrado Rey de León y confirma todas las propiedades que la iglesia astorgana había recibido de sus antepasados y entre ellas cita textualmente “eclesial de Lacuna de Nigrillis cum suis directuris”. Al poco tiempo, dirige las obras de construcción del castillo, las murallas y la repoblación de la villa que se completa a principios de siglo. El lugar de Laguna de Negrillos había sido asignado para la defensa de la “vía de la plata” frente al enemigo castellano. Nada más comenzar su reinado en el año 1188, Alfonso IX de León se reúne con su primo Alfonso VIII de Castilla en Carrión firmando un acuerdo con el fin de mantener buenas relaciones con Castilla. Sin embargo, pronto Alfonso VIII rompió el acuerdo y llega a tomar Coyanza y Valderas. Más tarde, también Puente Castro y cabalga hasta Astorga y el Bierzo. Ambos monarcas ponen fin al episodio con un nuevo tratado basado en acuerdos matrimoniales en 1197 a los que dotan como garantía diversos castillos que motivaran un nuevo intento bélico que no terminará estallando debido al acuerdo de Cabreros firmado el 26 de marzo de 1206. En todo este periodo de tensiones bélicas entre ambos reinos tiene máxima importancia Laguna de Negrillos. En estos años se está configurando la fortaleza de Laguna de Negrillos como una de las plazas fuertes del Reino de León. En el año 1202, Fernán García detenta la tenencia de Laguna. En el año 1205 el castillo y las murallas ya se encuentran construidas y Laguna de Negrillos vive un proceso de repoblación. Es en ese momento cuando Alfonso IX adquiere un cariño especial hacia esta villa y concede un fuero a la misma y Villa y a su alfoz comprendido por trece lugares; Laguna, San Salvador, Conforcos, Cabañeros, Ribera, Grajal, La Antigua, Marcelinas, Pozuelos, Villamayor, Villaestrigo, Torres, Zotes y Zambroncinos. Es decir, la mitad sur del actual Páramo desde el Esla hasta el Órbigo. Las ventajas sociales que estos fueros otorgaban debieron atraer a un número considerable de población, hicieron de la villa un lugar de notoriedad, y se logró una cierta consolidación administrativa al confirmarles el fuero, sucesivamente, Fernando IV; Alfonso XI, Juan I, Enrique III, Juan II y los Reyes Católicos. En el año 1209, Rodrigo Fernández se convierte en el nuevo tenente de Laguna de Negrillos. Alfonso IX de León acude al castillo de Laguna de Negrillos, en 1217 a refugiarse tras la frustrada expedición de nuevo, por tierras castellanas. En este año, el 9 de Septiembre, firma aquí la donación del realengo de Cofiñal a Nuño Freile y Mayor Pretri, su mujer. La marcha del rey configura un enorme vacío documental para la población. El 2 de Octubre de 1220 señalando limites otra vez, y la mención a un Teniente, Alfonso Fernán, “tenente de Laguna de Negrillos” en 1263, repetido en 1270, como “tenente de la tierra de Laguna”. La eclosión que ha tenido lugar en Laguna de Negrillos en los comienzos del siglo XIII, se va a reanudar en el último tercio del siglo XIV. Entretanto, la confirmación de los fueros a solicitud de doña María Fernández Coronel, que intervino en diversos asuntos cortesanos y habría recibido Laguna de Negrillos en recompensa por sus buenos servicios como ama de María de Molina, esposa de Sancho IV y nieta de Alfonso IX y más tarde ama de la infanta Isabel. A mitad del siglo XIV, la posesión de Laguna de Negrillos la tienen, a partes iguales, Leonor Fernández y María Gutiérrez de Quijada. En 1388 Diego Fernández de Quiñones compró de Leonor Fernández su parienta, monja en Madrid, la mitad del lugar de Laguna, por 50.000 mrs., y de ello solo pagó 25.000 mrs; manda que su heredero se las pague y cobre la carta de vendida de la dicha Leonor. También compra la otra mitad del dicho lugar de Laguna a Maria Guttierrez Quixada, por 60.000 mrs., y se los pagó. De esta forma, había pagado por este lugar de Laguna 85.000 maravedís. Durante todo este tiempo, se desconoce el estado del castillo, algunos autores dicen que debía yacer caido y aportillado cuando lo hereda Diego Fernández de Quiñones, sin embargo, no hay pruebas contundentes debido a la carencia de documentos. Lo cierto es que el conde de Luna introduce modificaciones en la fortaleza elevando su altura -es perceptible la diferencia de material constructor en sus muros, a partir de cierto nivel, con las esquinas engarzadas en sillería-, construyendo una altiva y almenada torre del homenaje, y dando, para ornato y signo de propiedad, los emblemas heráldicos de su propia familia y de la de su esposa, María de Toledo. Con el aposentamiento de los Quiñones, Laguna se erige en una importante plaza fuerte, cabeza de posesiones de los Luna en el Páramo y residencia habitual de los condes. En 1434, recibe aquí Diego Fernández de Quiñones una notificación real de Juan II, a la que responde con todo un memorial y en rotunda negativa. En 1440 se acuerda la dote matrimonial de su hija, María de Quiñones con el Conde de Benavente. En 1470, Diego Fernández de Quiñones rechaza aquí, un llamamiento de Enrique IV temiéndole que le haga jurar a la princesa doña Juana.En 1488 llega hasta el castillo el propio Juan II cuando, muerto su esposo y apresados sus hijos Pedro y Suero, María de Toledo se resiste a la autoridad regia. Aquí también firman diversos documentos varios miembros de los Quiñones. A finales del siglo XVI, aparece la presencia de un alcaide, Jerónimo de Rebolledo, que ejerce en nombre del conde de Benavente y Luna, don Juan Alfonso Pimentel. La estancia de los Quiñones en laguna va a potenciar a un núcleo de población, especialmente marginado, como son los judíos. Sus noticias en el último tercio de siglo XV, nos van a facilitar algunos datos que remiten a considerarles como un sector de especial importancia en la economía del lugar y en la de los condes de Luna, que debieron protegerles hasta el punto de que alguno llegó a ser recaudador de la familia. Por los diversos repartimientos fiscales de finales del siglo XV en la comunidad judía de Laguna, se puede establecer como fluctúa entre 2.000 y 3.000 maravedís en los correspondientes años: 1464, 1472, 1474, y 1482, en los cuales aparece unido al núcleo hebreo de Negrillos, mientras que en los efectuados entre 1488 y 1491, años especialmente impulsores del refuerzo bélico en la conquista del Reino de Granada, están sumados con el Pobladura y se obtienen cifras importantes, -17.992 mrs., 22.200 mrs. y 17.750 mrs., respectivamente- que la configuran entre las juderías más importantes de la provincia de León. A partir de ahora el vació documental es grande, aunque pueden seguirse algunos pasos de la actividad constructora de sus templos religiosos. De los siglos XV y XVII resulta la fundación de las cuatro cofradías: -Ánimas, La Santa Vera Cruz, San Antonio Abad y Señor Sacramentado-, que aunaran el fervor religioso de sus gentes, verdaderamente desarrollado ya que la administración eclesiástica estaba a cargo de un cabildo de doce beneficiados y uno de ellos, era nombrado abad con oficio de párroco anualmente por los propios vecinos que debían aprobar tal nombramiento. La guerra contra los franceses, a principios del siglo XIX, tubó su trascendencia en Laguna de Negrillos. Durante la guerra de la Independencia Española (1808-1814) se llevó a cabo una tala desmedida de las encinas del monte tras el paso y ocupación de las tropas francesas. Esto supuso una aniquilación de esta reserva forestal la cual se había conservado y regulado su tala a lo largo de varios siglos lo que hizo que, ante la necesidad de proteger las encinas, el conde Luna quería acotar los derechos de explotación sobre el monte al Concejo de vecinos de Laguna de Negrillos lo que supondría un perjuicio especialmente para el ganado de la comunidad vecinal. El conde ingresaba por parte del Concejo de vecinos 4.000 reales cada 6 años en concepto de los derechos de explotación de la leña del monte de Laguna de Negrillos. En 1818 el Concejo de vecinos responde a esta acotación presentando una demanda a instancias del corregidor de León. Otros problemas de la guerra es que también los franceses se apoderaron de animales, alimento para sus caballos, víveres y dinero del propio concejo. También muchos jóvenes se vieron obligados a cumplir los deberes militares fuera de la villa. El decaimiento de la villa urbana se inicia tras la contienda bélica contra las tropas napoleónicas. Así se lo confirma el hecho de que si hasta ahora había 8 escríbanos, desde 1814 sólo hay uno. En 1816 se funda la primera escuela de niños y niñas gracias a la dotación económica de Manuel Alonso y Mansilla, un nativo de Laguna emigrado a Lima. Hacia la mitad del siglo XIX, en 1846, Pascual Madoz describe este pueblo así: Villa en la provincia de León, partido judicial de La Bañeza, cabeza de Ayuntamiento del mismo nombre, al que están agregados los pueblos de Cabañeros, Conforcos, San Salvador y Villamor de Laguna... Tiene 310 casas, 24 calles y 3 plazas, entre ellas se encuentran la consistorial, un palacio y el castillo del Conde de Luna y escuela de primera letra. Hay dos iglesias parroquiales y un cabildo eclesiástico con cargo de cura de almas. Madoz también añade que el Castillo estaba en buen estado. En esta época, Laguna era un pequeño emporio de la actividad agrícola y ganadera de los pueblos dependientes de su antigua jurisdicción. Gran auge tuvieron sus ferias semanales de legumbres, y las más esporádicas, y tan solo por las fiestas, las ferias de ganado. Además, la industria de la carretería tuvo aquí unos de sus centros neurálgicos. Todos estos hechos históricos hicieron que Laguna de Negrillos fuera la capital del Páramo, hasta que llegado el siglo XX, Santa María del Páramo se halla en pleno despegue en el sector de los servicios e industriales, y su población y extensión crecían, desplazándose la capital a esta villa a partir de 1920. El pasado testimonial de Laguna de Negrillos permanecerá siempre inalterable y siempre será la capital histórica de la comarca del Páramo Leonés.
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