El Apostolado
Su misión es representar al personaje al que encarnan y lo hacen realmente bien, pues a San Pedro nos lo representan como un viejo, ya encorvado; a San Juan Bautista, incansable en su brazo doblado señalando al cordero pascual, etc. Todo también muy teatral.
Todos llevan máscaras, de poliéster y peluca, portan túnica rosácea, visten esclavina morada donde figura bordado en oro el nombre del santo; calzan sandalias abiertas excepto San Juan Bautista, conocido en la localidad como San Juan de las pellejas, el cual va procesionando descalzo. Cada uno va, además, caracterizado por su símbolo. Así vemos pasar a San Matías (escuadra de carpintero y rama de leñador), San Simón (sierra y ramo de martirio), San Tadeo (hacha y ramo), Santiago el Mayor (espada y ramo), San Mateo (lee el Evangelio), Santo Tomás (lanza y ramo), San Bartolomé (espada y cadena), San Felipe (cruz y ramo), San Andrés (cruz aspada), San Pedro (cruz y llaves), y a Cristo (estandarte y haciendo la señal de la victoria), junto a los discípulos amados, Santiago el Menor (a la derecha de Cristo, con bordón y ramo) y San Juan Evangelista (a la izquierda de Cristo, con cáliz).
A los 11 apóstoles, falta el traidor, Judas Iscariote del que no se tiene constancia de su participación en el auto sacramental a lo largo de la historia, se han sumado, el titular de la parroquia, San Juan Bautista (cubierto de pieles y con cordero) y San Miguel (cruz y balanza para pesar las almas).